eL DESAFIO DE LA VIVIENDA.

El acceso a la vivienda en España se ha convertido en un desafío cada vez mayor. Los precios continúan en ascenso, mientras que los sueldos no han crecido al mismo ritmo, limitando las posibilidades de acceer a opciones tanto de compra como de alquiler.

En este contexto, se ha generado un curioso debate: ¿es una cuestión  meramente vinculada a oferta y demanda?, ¿cómo afectan los salarios?, ¿es necesario cierto intervencionismo estatal frente a la inversión extranjera y el fenómeno que se ha dado a conocer como turismo residencial?

Escasez de oferta

Desde el portal Fotocasa, se ha señalado en varias ocasiones cómo la escasez de oferta es un factor determinante. En este sentido, hablamos de una oferta de vivienda en mínimos y una demanda que sigue creciendo y ya se encuentra en máximos históricos.

María Martos, la directoria de Estudios de Fotocasa, afirmaba hace unos días a Voz Pópuli que el crecimiento de la población migrante se ha unido a un auge del interés inversor, el turismo residencial y las nuevas tendencias de hogares unifamiliares que han incrementado los precios de un mercado ya tensionado. Solo en el último, los precios han crecido un 7 %.

Uno de los puntos clave en este desajuste es la construcción de nueva vivienda. Según los últimos datos, en España se necesitarían alrededor de 300.000 hogares nuevos, pero solo se han edificiado, de media, unas 100.000 viviendas por año.

Una situación que el Gobierno pretende revertir antes de 2030, de la mano de la normativa europea: se calcula que, por cada tres nuevos hogares, solo se construye una vivienda nueva.

El mercado del alquiler tampoco escapa a esta dinámica. La reducción de la vivienda protegida, que pasó del 10 % al 3,2 % en 2020, ha reducido las opciones asequibles, elevando aún más los precios.

Frente a este panorama, los expertos coinciden en que sin un incremento sustancial en la construcción de viviendas asequibles, la crisis de acceso a la vivienda persistirá en los próximos años.

El economista Santiago Niño-Becerra comparte esta visión del desajuste entre oferta y demanda como principal causa, señalando que comparar compra y alquiler tiene «trampa» debido a la limitada oferta, que distorsiona el equilibrio natural del mercado y afecta a la evolución de los precios.

Entre sus previsiones, advierte que los precios de la vivienda dejarán de subir cuando la demanda no pueda seguir pagando. Por esta razón, considera que los precios seguirán al alza en 2025 (nuevos incrementos de hasta el 5 %) y empezarán a moderarse en 2026 (3 %) y 2027( 2 %).

Por descontado, esta situación tiene el riesgo de derivar en una crisis económica ante un aumento del desempleo o de los impagos. Además, señala que el acceso a la vivienda en propiedad es cada vez más complicado, lo que obliga a muchos ciudadanos a permanecer en el mercado del alquiler a pesar de los elevados costos que esto supone.

Salarios medios, pero bajos

En este contexto, los salarios medios parecen alejarse, cada vez más, de la posibilidad de acceder de forma realista a una vivienda de compra o alquiler. En estos momentos, el salario medio español en las pymes es el 70 % del SMI, mientras que los sueldos medios apenas alcanzan para mantener una mínima capacidad de ahorro o poder acceder a un alquiler medio en las grandes ciudades.

En un contexto de dificultades para acceder a la vivienda, el economista Gonzalo Bernardos ha planteado una solución controvertida: asumir varios empleos. «Tener tres trabajos está fantástico: mi padre, tenía seis», afirmó recientemente para La Sexta Xplica, recordando que en décadas pasadas muchas familias compaginaban diferentes actividades para llegar a fin de mes. Su comentario ha generado debate sobre la viabilidad de esta estrategia y las condiciones laborales actuales: en especial, el modelo productivo español, que lleva décadas centrado en la cantidad sobre la mejora productiva.

Mientras algunos expertos defienden que la solución pasa por aumentar la oferta de vivienda, otros sugieren la necesidad de mejorar los salarios o aplicar cambios en la estructura laboral. Sin embargo, modificar la política de vivienda parece clave para no agravar más el problema.

La discusión sigue abierta; la crisis de la vivienda, también.

Fuente: PyA

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